Cristóbal Colón desde que puso pie por primera vez en tierra firme, después de 69 días de viaje una vez que salió del Puerto de Palos, llegó a la Isla que llamo Saint Salvador, que los nativos la llamaban Guanahanì, y hoy pertenece a Bahamas. Se encontró con indígenas desnudos que llevaban accesorios hechos de algodón. Esto lo narra el propio almirante a los Reyes Católicos en su primer informe. Es así, como desde el primer día que llegaron a América, encontraron algodón y vieron su uso en el “vestir”. Siguieron las expediciones a la Hispaniola (Haití), Ferdinanda (Cuba), costearon Hibueras (Honduras), y las crónicas seguían testimoniando la presencia del género de algodón “Gossypium”. Después recorren Yucatán, Campeche y ven mantas, camisa, paños, confeccionadas con la misma fibra.

El 21 de abril de 1519 desembarca Hernán Cortes en la Villa Rica de la Vera Cruz (Puerto de Veracruz) y es entonces cuando empieza la odisea de Cortes y la zozobra de Moctezuma.

A mediados del siglo XVI uno de los interés de los españoles se encamino a documentar el Nuevo Mundo; en cuanto a la flora, el primer testimonio fue el del indígena medico, Martin del la Cruz, escribió en náhuatl el famoso “Herbarium” y así el intento de dar a conocer las propiedades curativas de las plantas; fue traducido al latín por otro indígena en 1552, Juan Badiano. Este libro es famoso con el nombre de “Códice de la Cruz-Badiano” y por esos misterios de la historia fue a dar al Vaticano, mismo que Juan Pablo II regresa a nuestro país en un gesto de buena voluntad una vez que en los noventa México restablece las relaciones con el Estado Vaticano. Y en cuanto al algodón, o Ixcatl como lo llamaban los mexicas, los coronistas de aquellos primeros años lo describen en la indumentaria, ven en el mercado hilados de algodón de todos colores, en sus “madejicas”. Describen a la mujer vestida con un falda llamada “cueitl ” y una especie de blusa que cae por encima de la falda llamada “huipilli”, esta última palabra es de donde deriva la palabra huipil. Para teñir las teles utilizaban semillas, raíces, hojas, cortezas y flores, así como un gusano que se llama cochinilla y el caracol purpura, esto dos últimos actualmente son utilizados y apreciados internacionalmente. A continuación se hace el hilado que es la operación mediante la cual se forman hilos continuos por estiramiento y torsión de las fibras, posteriormente se pasa a la etapa del urdido, la previa al tejido y consiste en el arreglo de los hilos en la posición que tendrán en el telar, entonces se empieza la inserción de los hilos de la trama a través de la urdimbre, es decir, se empieza a tejer con técnica prehispánica: el telar de cintura.

Hoy en día la indumentaria étnica es el resultado del sincretismo indígena –español, el amalgamiento de las culturas autóctonas y europeas, sin dejar de mencionar la influencia asiática del Galeón de Manila que comienza su ruta por el Pacífico a mediados del siglo XVI. El bordado también es descrito por los cronistas y conquistadores. Son las mujeres quienes llevaban a cabo este trabajo una vez que se teñía el hilo. A nuestros días llegaron las formas y técnicas de aquella bella fusión que incluyo en sus bordados a la flora y la fauna como el caso de lo huipiles de San Antonino Oaxaca, quienes utilizando hilos de seda plasman pensamientos (flores) y algunas veces también animales, como venados o conejos, su característica es la fiesta del color. En el Municipio de San Vicente Coatlan, Oaxaca, se elabora un tipo de blusa que se llama “chenteña”, la cual generalmente se utiliza en eventos especiales como bodas o fiestas patronales. En estos bordados utilizan ocasionalmente el punto de cruz y rematan en el pecho con la técnica “hazme si puedes”; se hacen pequeños pliegues en los cuales se borda. En la zona norte de Puebla, existen la hermosas blusas de pepenado, herencia ancestral otomí; se va plegando a la tela de algodón contando los hilos y se hacen las grecas, técnica muy, muy laboriosa y complicada que existe el peligro de perderse la tradición, verdaderas obras de Arte Popular.

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