Traje típico de Chiapas.
Colección Museo de Arte Popular

No cabe duda: a lo largo de la historia de la humanidad, las prendas de vestir han sido un tema importante a tratar, que refleja necesidades, cultura, gustos, habilidades, estatus y festividades. Para los estudiosos son marcadores de los estilos, usos y costumbres en las diferentes épocas históricas, y para todos nosotros son una fiesta de alegría, color y gran admiración por su belleza.

Por su biodiversidad, México es un país rico en ingredientes que la tierra ofrece para la elaboración del atuendo. La diversidad del entorno ha regalado a sus habitantes todo lo necesario para hacer del traje una tradición milenaria y hermosa.

Los colonizadores españoles se sorprendieron al encontrar innumerables materiales para desarrollar una industria del color. El rojo del palo de tinte de Campeche provocó euforia en Europa, al igual el caracol púrpura de las costas de Oaxaca —que por poco no lo agotaron—, la grana cochinilla y otros elementos que cruzaron el Atlántico para cambiar por siempre las tonalidades de la vida diaria, entre quienes podían pagarlos: los nobles del Viejo Mundo.

El algodón y el telar de cintura aparecían en cada paso que daban los ibéricos por el mercado de Tlatelolco, donde encontraban madejas de muchos colores logrados mediante sustancias provenientes de semillas, raíces, hojas, tierra, cortezas y otros materiales.

A lo largo de tres siglos las prendas fueron cambiando, acondicionadas para las formas del sincretismo cultural. Los colores se avivaron y comenzaron a surgir incalculables diseños para diferentes ocasiones o festividades. Cada prenda tiene una historia que contar, y cada accesorio o pieza de joyería en la mujer mexicana, un porqué.

El traje típico de nuestro país expresa la identidad cultural de una región y un periodo especifico que nuestros antepasados nos han legado de generación en generación; una tradición de uso cotidiano que los mexicanos debemos mantener y salvaguardar.


Traje típico de Chiapas.
Colección Museo de Arte Popular

Chiapas

Chiapas, afamado por sus bellezas naturales, es también uno de los estados de la república más ricos en cuanto al folclor.

Por el peso de la tradición, el traje de chiapaneca es el de Chiapa de Corzo, si bien lo habría sido de igual manera por su belleza, en la que algunos historiadores identifican, en el reflejo del fondo, lo negro de la selva, en tanto las flores coloridas manifiestan la majestuosa flora de aquellos parajes.

Se compone de una blusa de satín que lleva un escote semicircular y un vuelo de tul, con flores bordadas en petatillo con hilos de seda, y artícela de colores naranja, blanco y rosa. La falda es también de satín, larga y muy amplia.

 

 

 


Terno yucateco.
Colección Museo de Arte Popular

Yucatán

Considerado por muchos como uno de los trajes típicos más bellos de México —y del mundo—, el vestido de la mestiza, como es conocido en su lugar de origen, o terno yucateco, consiste de tres partes: jubón, huipil y fustán. Arriba, el jubón haciendo las veces de cuello para el huipil, que llega hasta media pierna, y abajo sobresale la parte inferior del fustán o enagua. El terno, atuendo de fiesta de la población del campo, es uno de los símbolos que caracterizan a la cultura yucateca.

El huipil, que en Yucatán llaman hipil, es un vestido blanco, suelto, del mismo ancho desde arriba hasta media pierna, cosido lateralmente, con dos aberturas para los brazos y otra de forma cuadrada para la cabeza, las cuales, junto con la parte inferior del vestido, están decoradas con flores bordadas en punto de cruz, de igual forma que el jubón.

Debajo del hipil se usa una enagua larga y amplia llamada fustán (pic, en maya) que en ocasiones tiene bordada la parte inferior. Se ajusta a la cintura con una pretina de la misma tela, debajo del huipil, y llega a cuatro dedos de los tobillos. Está decorado con encaje y bordados.

Al elegante y hermoso terno de mestiza, de buena casta, se le añaden un rebozo de seda y un rosario de filigrana; éste, obviamente realizado por un orfebre yucateco, será de largas cadenas de tres y cuatro vueltas para adornar el cuello de la mestiza, y al final ostentará la venerada cruz del Salvador.


Traje típico mujer huichol.
Colección Museo de Arte
Popular

Wixaricas (huicholes)

Los Huicholes son el sedimento de una de las razas indígenas más puras de México, que se ubican en la Sierra Madre Occidental. Son orgullosos depositarios y celosos guardianes de las tradiciones sobre su origen y costumbres, que se han trasmitido durante siglos de padres a hijos. La vestimenta de las mujeres consiste en una blusa corta de manta en un solo color, con algunas flores bordadas en punto de cruz, un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca y camisas del mismo material.

 

 

 

 

 


Traje típico mujer tarahumara.
Colección Museo de Arte Popular

Rarámuris (tarahumaras)

En muchas comunidades de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, muchos varones han adoptado la indumentaria occidental. Esto también se ha visto, lamentablemente, en otras muchas etnias mexicanas. Sin embargo, algunos conservan la vestimenta tradicional. Las mujeres, siempre.

Las blusas o camisas de colores brillantes, estampados, muchas veces floreados, son usadas por hombres y mujeres. Las faldas son muy apreciadas por la mujer, quien viste muchas a la vez, una encima de otra, lo que le da esa hermosa apariencia esponjada.


Traje típico de Veracruz.
Colección Museo de Arte Popular

Veracruz

El traje típico de la mujer de Veracruz cuenta con una falda ancha y oleada de color blanco, decorada a mano con encajes y bordados valencianos. Blusa del mismo color sin mangas, un delantal o mandil que suele ser de color negro en terciopelo y decorado con temas de flores, un chal de seda, que suele ser amarillo o blanco, y una mantilla de tul de algodón también bordada.

Pero en este traje los accesorios son múltiples: un abanico adornado con encaje; pulseras en las manos; cadenas de oro, y un rebozo enredado en los brazos. En la cabeza llevan una o más peinetas de carey (hoy en día de plástico o cuerno) y una cinta que anuda el cabello en forma de moño, del mismo color del rebozo y de las flores de ornato colocadas entre cada peineta, además de un ramillete de cuatro rosas naturales que indican el estado civil de la dama: las mujeres solteras se colocan las rosas del lado izquierdo mientras que las casadas las usan en el derecho.

 


Traje típico Tamaulipas.
Colección Museo de Arte Popular

Tamaulipas

Tamaulipas es un estado al norte de México en donde la ganadería ha sido una importante fuente de ingresos. Y precisamente es que, gracias a los vaqueros, prosperó la talabartería y lo que se conoce como cuera tamaulipeca: traje confeccionado con gamuza de venado a la que caracterizan los flecos o barbas colgando tanto en pecho y espalda como en los brazos, adaptación a partir de la chamara tejana en los primeros años del siglo 20 y decorado con figuras tipo grecas y flora, y algunas con el escudo de Tamaulipas. Además de la chamarra, las mujeres utilizan una falda con las mismas características. Creada en la época de la Revolución Mexicana, se popularizó en la zona de las huastecas, en los lugares donde se preserva la tradición del huapango. La tradición de la cuera pervive también en Nuevo León, Jalisco y Oaxaca.

Durante el gobierno del Dr. Norberto Treviño Zapata (1957-1963) se realizó un concurso en el que la cuera se convirtió en el traje regional y en el símbolo de los norteños.

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