En la evolución de la indumentaria indígena, se ha podido constatar que las mujeres han incorporado menos cambios en su vestimenta que los hombres, razón por la cual, actualmente se conservan mucho más prendas autóctonas femeninas que masculinas.

La conquista española afectó significativamente el modo de vestir del indígena, las mujeres, quienes se limitaban a hacer uso del enredo, el quechquémitl y el huipil, tuvieron que adoptar la blusa al estilo europeo, principalmente por razones morales; sin embargo, ésto no fue razón suficiente para dejar de vestir con estas tres prendas, mismas que han logrado subsistir hasta nuestros días.

Actualmente, la mujer indígena viste la falda o enredo, llamado chincuete o cueitl en náhuatl y según la región puede ser denominado de diversas maneras, tales como posahuanco, sábana, sabanilla, refajo, lía, manta, nagua o enagua, costal y rollo, entre otros. Así mismo, para tapar su torso, utiliza el huipil y el quechquémitl, los cuales en épocas anteriores a la Conquista española se les portaba juntos, sin embargo, esta costumbre se ha perdido a través de los años ya que ahora estas dos prendas no se usan nunca simultáneamente.

La blusa o camisa de origen europeo, es utilizada para sustituir al huipil, llevado por las mujeres del sur y sureste de México y también como un complemento del quechquémitl, prenda femenina del centro y norte del país.

El rebozo, producto del mestizaje colonial, forma parte de la indumentaria indígena actual, al igual que otros lienzos para tapar el cuerpo y la cabeza. Las servilletas de múltiples usos, los morrales y adornos, complementan esta vestimenta. 

A diferencia de los hombres, las mujeres no utilizan sandalias ni huaraches. Hasta hace pocos años se les veía descalzas, sin embargo, han adoptado durante los últimos tiempos, todo tipo de calzado comercial, sobretodo el de plástico.

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